Autor:

LUISA CARNÉS (Madrid, 1905-México D. F., 1964) —también conocida por el pseudónimo de Clarita Montes— fue una novelista y periodista española, autora invisibilizada de la Generación del 27.

Nació en el seno de una familia obrera en el madrileño barrio de Las Letras. A los once años entró a trabajar en un taller de sombrerería y en 1928 vio publicada su primera obra, Peregrinos de calvario, una colección de narraciones breves. De lo vivido en su nuevo trabajo como camarera en un salón de té saldría Tea Rooms. Mujeres obreras (1934). De formación autodidacta, Carnés consiguió con esta novela una calurosa acogida por parte de la crítica y el público. Su carrera, como la de tantas otras, se vio truncada por el golpe militar del 18 de julio de 1936, que desencadenó la Guerra Civil.

Defensora activa de la causa republicana, al estallar la Guerra Civil escribió artículos y teatro de combate en su defensa que estrenó con Rafael Alberti hasta que pasó a Francia por La Junquera; se libró de ir a parar a un campo de concentración gracias al ofrecimiento del presidente mexicano Lázaro Cárdenas, y así terminó exiliada en 1939 en México embarcándose en el famoso trasatlántico Veendam junto con un puñado de intelectuales republicanos. Allí permaneció hasta su muerte en marzo de 1964 en un accidente de automóvil.

Dejó un corpus literario de una decena de novelas, una sesentena de cuentos, tres piezas de teatro y centenares de crónicas.

Sinopsis:

Corren los años treinta en Madrid y las trabajadoras de un distinguido salón de té cercano a la Puerta del Sol ajustan sus uniformes para comenzar una nueva jornada laboral. Antonia es la más veterana, aunque nunca nadie le ha reconocido su competencia. A la pequeña Marta la miseria la ha vuelto decidida y osada. Paca, treintañera y beata, pasa sus horas de ocio en un convento y Laurita, la ahijada del dueño, se tiene por una «chica moderna». Únicamente Matilde tiene ese «espíritu revoltoso» que se plantea una existencia diferente. Todas trabajan por un salario de hambre y una absoluta falta de expectativas. Están acostumbradas a callar: frente al jefe, frente al marido, frente al padre. Su vida se traduce en esta reflexión de Matilde: «Diez horas de trabajo, cansancio, tres pesetas».

Club de lectura: 27 de marzo 2019